Vamos a comentar el “Canto III” de la Ilíada de Homero. Se trata de un texto escrito en verso perteneciente al género épico y que se fijó por escrito por primera vez en el s. VIII a.C. aunque proviene de una larga tradición oral que se remonta a varios siglos antes. De hecho, los acontecimientos que narra el poeta hacen referencia a una época anterior, la época micénica.
La mentalidad y el mundo que Homero transmite es fundamentalmente masculino y aristocrático. Hace referencia a una época heroica en la que lo más importante son las hazañas llevadas a cabo por una serie de grandes hombres o héroes. Los poemas épicos fueron compuestos para ser escuchados por un auditorio perteneciente a una élite de gobernantes nobles y aristócratas que fundamentalmente deseaban oír cantar las glorias de su pasado y, en este sentido, mantener viva una tradición.
En la Ilíada, se hace referencia al último de los diez años que duró la famosa guerra que enfrentó a aqueos y a troyanos. Tras retirarse Aquiles del conflicto debido a la ofensa que le ha hecho Agamenón al arrebatarle a la cautiva Briseida y, tras asistir, entre otros acontecimientos, al recuento de efectivos de ambos contingentes, llegamos al canto III en el que ambos ejércitos pactan una tregua para intentar, en el fondo, poner fin de una vez por todas a un combate que ya viene durando demasiado tiempo. A diferencia del canto anterior, que es básicamente descriptivo, éste destaca por la acción y por el predominio de la narración. La acción avanza de manera lineal. Los acontecimientos se suceden cronológicamente y no hay saltos temporales, aunque sí espaciales, como enseguida veremos.
COMENTARIO LIBRE DEL CANTO III DE LA ILÍADA DE HOMERO:
Vamos a comentar el “Canto III” de la Ilíada[1] de Homero. Se trata de un texto escrito en verso perteneciente al género épico y que se fijó por escrito por primera vez en el s. VIII a.C. aunque proviene de una larga tradición oral que se remonta a varios siglos antes. De hecho, los acontecimientos que narra el poeta hacen referencia a una época anterior, la época micénica.
La mentalidad y el mundo que Homero transmite es fundamentalmente masculino y aristocrático. Hace referencia a una época heroica en la que lo más importante son las hazañas llevadas a cabo por una serie de grandes hombres o héroes. Los poemas épicos fueron compuestos para ser escuchados por un auditorio perteneciente a una élite de gobernantes nobles y aristócratas que fundamentalmente deseaban oír cantar las glorias de su pasado y, en este sentido, mantener viva una tradición.
En la Ilíada, se hace referencia al último de los diez años que duró la famosa guerra que enfrentó a aqueos y a troyanos. Tras retirarse Aquiles del conflicto debido a la ofensa que le ha hecho Agamenón al arrebatarle a la cautiva Briseida y, tras asistir, entre otros acontecimientos, al recuento de efectivos de ambos contingentes, llegamos al canto III en el que ambos ejércitos pactan una tregua para intentar, en el fondo, poner fin de una vez por todas a un combate que ya viene durando demasiado tiempo. A diferencia del canto anterior, que es básicamente descriptivo, éste destaca por la acción y por el predominio de la narración. La acción avanza de manera lineal. Los acontecimientos se suceden cronológicamente y no hay saltos temporales, aunque sí espaciales, como enseguida veremos.
Desde el punto de vista estructural, el texto consta de tres partes claramente diferenciadas de duración similar. En la primera de ellas (versos 1 al 123), se describe la marcha de ambos ejércitos dispuestos a encontrarse para el combate. Paris va el primero por parte de los troyanos pero, al encontrarse con Menelao huye de él escondiéndose entre los troyanos, actitud censurada por su hermano Héctor. Entonces Paris le pide a Héctor, pues es por su causa que la guerra tuvo lugar, que organice una tregua con los aqueos para que sólo él y Menelao se batan en singular combate. Quien resulte vencedor se quedará con Helena y con sus riquezas. Ambas partes aceptan y acuerdan que sea Príamo, el rey de Troya, quien arbitre el combate.
La segunda parte (versos 124 al 244) está dividida, a su vez, en dos momentos diferentes. El escenario no es ya el campo de batalla sino la ciudad de Troya. En primer lugar, la diosa Iris se le aparece a Helena y le explica lo que está sucediendo en la contienda. En un segundo momento, el rey Príamo, su suegro, le pide que se acerque a las puertas de Troya y, desde esa posición privilegiada, le hable de cada uno de los héroes griegos a los que pueden ver.
En la tercera parte (versos 245 al 463), volvemos de nuevo al campo de batalla y asistimos a la tregua propiamente dicha. Se hacen juramentos y se lleva a cabo un ritual de sacrificios, tras lo cual se produce el combate entre Paris y Menelao. Sin embargo, en el último momento, la diosa Afrodita salva a Paris de una muerte segura envolviéndolo en una espesa niebla y devolviéndolo a Troya al lado de Helena. Con esto se incumple el pacto acordado, dando por tanto la victoria al bando aqueo. Termina el canto con la escena en que Agamenón reclama a Helena a los troyanos.
Según esto, en el canto III nos encontramos con dos escenarios que representan, a su vez, dos mundos diferentes, en los que encontramos personajes diferentes a los que habría que añadir una tercera dimensión, la de los dioses. Detengámonos un momento en este punto.
En primer lugar, está el campo de batalla con los dos ejércitos a punto de entablar combate. Se representa aquí un mundo masculino, de héroes, como es tradicional y propio de la convención del género. Los guerreros se encuentran aquí en su ambiente natural. El campo de batalla es el lugar donde pueden llegar a realizar su naturaleza heroica, exhibir su hombría y mostrar lo mejor de sí mismos. Aparecen varios personajes sobresaliendo por encima de los demás: dos reyes aqueos, Agamenón y Menelao, dos príncipes troyanos, Héctor y Paris y además, los héroes aqueos a los que observan Helena y Príamo desde las Puertas Esceas.
Homero no suele presentarlos directamente sino que los conocemos, bien por lo que otros dicen de ellos (Paris describe a Héctor en los versos 60 a 63; Héctor describe a Paris en varios momentos; Príamo describe a los distintos héroes aqueos desde Troya, etc), bien por sus propias palabras. En cualquier caso, podemos observarlos en todo su esplendor. Son valientes, luchadores y arrojados en el combate.
Sin embargo, Homero se detiene más pormenorizadamente en uno de ellos, en Paris. La razón es simple. De todos los héroes es el que muestra una conducta diferente. Paris se comporta de forma contraria a como cabría esperar. Aparece en primera línea de batalla guiando al ejército troyano pero, al ver a Menelao, siente miedo y se refugia entre sus compañeros evitando el enfrentamiento cara a cara. Esto es por un lado irónico. A Paris se lo conoce también como “Alejandro” que etimológicamente quiere decir “el protector de hombres”. Por otro, el miedo es un sentimiento humano pero la cobardía no es propia de héroes y así se lo hace saber su hermano Héctor en los versos 41 al 47:
“De seguro ríen a carcajadas
los aqueos de intonsa cabellera
que suponían que un campeón tú eras
de primer rango porque hermoso rostro
tienes sobre tu cuerpo,
pero no hay brío ni vigor alguno
dentro de tus mientes.”
Se avergüenza de su conducta habiendo sido él incluso la causa principal de la guerra al raptar a Helena.
Más adelante, vemos cómo este personaje les es odioso a todos, tanto a troyanos como a aqueos (v. 454) e incluso la propia Helena, su esposa, lo repudia en dos ocasiones: cuando afrodita le pide que vaya junto a él tras haberlo salvado de la furia de Menelao llegando a enfrentarse a la misma diosa por querer obligarla a acompañarlo en el lecho. Después, Helena también le echa en cara a Paris su cobardía: 428-437. Sin embargo, como veremos más tarde, las cosas no son tan sencillas en el mundo homérico.
El otro escenario que aparece es la ciudad de Troya, un recinto fuertemente amurallado en el que encontramos no sólo hombres sino también mujeres y ancianos. Destacan aquí el rey Príamo y los ancianos que le ayudan a gobernar con diligencia la ciudad. De nuevo, sin embargo, Homero focaliza nuestra atención en un personaje concreto: Helena. Se trata de una mujer de belleza singular comparada y comparable a la de una diosa por la cual se produjo la guerra:
“Cosa no es que indignación suscite
que vengan padeciendo tanto tiempo
dolores los troyanos
y los aqueos de grebas hermosas
por mujer cual es ésa,
pues que tremendamente se parece,
a diosas inmortales;” (156-161).
Durante las bodas de Tetis y Peleo, Helena fue ofrecida como premio a Paris por parte de la diosa Afrodita por declararla la más bella entre las diosas. Y, he aquí el quid de la cuestión: ¿es Helena culpable de todas las cosas de las que se le acusan? Éste es un debate recurrente en la literatura griega y posteriormente, aunque en menor medida, en otras literaturas. En la tragedia ática del S.V se va a condenar duramente a Helena. No hay más que leer las Troyanas de Eurípides, por poner uno de muchos ejemplos.
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[1] La edición que sigo es la de Antonio López Eire de la editorial Cátedra.
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- Anglistik/ Germanistik/ klassische Philologie Enrique del Cerro Calderón (Author), 2010, Comentario Libre Del Canto III "ILÍADA" De Homero, Munich, GRIN Verlag, https://www.hausarbeiten.de/document/199769